Depurando el Facebook.

Hace un par de noches, después de mucho tiempo, finalmente terminé una tarea que tenía marcada en Asana (*), la misma que por diversas razones andaba postergando y todavía no comprendo bien el porqué.

No sé si recuerdan las tarjetas de visita o presentación que todavía suelen usar los ejecutivos y las personas con referencia a la empresa en la que laboran y sobre todo los datos para poderlos contactar. Ocurre que tenía tres archivadores repletos de tarjetas que cada vez que revisaba; muchos de los números de teléfono, ya no existían y aunque es penoso decirlo, a algunas personas que figuraban en ese directorio ya no las podría contactar nunca más, al menos en esta vida, por falta de saldo o conexión con otros mundos.

Cuando empecé el colegio no existían las redes sociales, lo más parecido al Facebook era el Hi5 y todos teníamos una cuenta en esa popular página, (si te acuerdas, también tenías una cuenta en Hi5 no lo niegues) en esas épocas nadie hablaba de Instagram, Facebook ni mucho menos LinkedIn. La pregunta que se deben estar haciendo los que no tiene el honor de haber pertenecido a la generación de los “Valientes Olvidados” es: ¿Cómo hacíamos para conectarnos entre nosotros?, la respuesta me empieza a dar las explicaciones que venía buscando.

Antes la gente se conocía de verdad. Intercambiábamos tarjetas de cartulina con nuestros datos, esas tarjetas eran la prueba fehaciente de que habíamos estado; en al menos una oportunidad, físicamente con nuestro interlocutor, él nos daba su tarjeta y nosotros le entregábamos la nuestra. Esa era una ceremonia muy importante.

No quise contar la cantidad de tarjetas que tenía, las saqué de dónde estaban y una a una las fui leyendo, intentando recordar la oportunidad en la que conocí a esa persona cuyos datos e inclusive fotos tenía frente a mí. ¿Cómo saber lo que pudo haber pasado?, ¿Cómo imaginar los distintos rumbos que habrían tomado nuestras vidas?, tal vez con una sola llamada adicional. Por la cantidad de dígitos de los números de teléfono y por la ausencia de una dirección electrónica o física, se percibía la lejanía y la inexistencia de una posibilidad de volvernos a contactar. Así fui separando aquellas que ya no regresarían al tarjetero.

Detrás de cada rectángulo de cartulina existía una vida, una persona con la que alguna vez me crucé en este camino, esa es la razón por la que tal vez de un modo inconsciente, demoraba el momento para esta depuración. Significa que al menos, en este tramo de mi vida, esas personas no me acompañarán. Me quedé con un numero bastante reducido, incluso algunas tarjetas deberán pasar por un segundo filtro ya que fueron retenidas por un particular diseño o combinación especial de colores.

Hay un par de casos que merecen una especial referencia, no eran tarjetas digamos elaboradas en una imprenta, eran un par de notas en papel con líneas de cuaderno escritas a mano y con lapicero azul o negro. Esas por el ingenio y por la calidad humana que llevan consigo, tienen un lugar especial y marcaré los números. Una pertenece a un amigo ligado al mundo de las luces: “El Brujo”, el mago de la luz y la otra de un artista que se hacía llamar: “El pequeño Marc Anthony”, estaba junto a su padre y lo conocí en un karaoke que con certeza ya no existe pero sus datos están en una de esas hojitas que te entregan para pedir tus canciones.

Decidí hacer esa depuración con la finalidad de refrescar y buscar reafirmar nuevamente ese tipo de relacionamiento, real, en persona y con personas vivas.

Salí a conversar con mis vecinos, me acerqué a saludar a uno de ellos mientras regaba su jardín, le pregunté cómo estaba, entrará a una intervención y sé que todo saldrá bien, es lo que pude sentir en sus palabras, en su sincera sonrisa, pude notar la firme actitud que llevaba encima, actitud propia de alguien que ya ha pasado por varias batallas y sabe lo que es salir victorioso, “todo saldrá bien”  porque la seguridad se trasmite en la palabra y se siente cuando tienes contacto verdadero,  se siente porque además le pude dar la mano y estrecharnos en un abrazo sincero, nada de un “like”.

Hablé con la persona que se encarga del cuidado de los jardines de mi cuadra, de diversas cosas y de su afición por la música, les compartiré más detalles en otra historia. (No lo quiero dejar de mencionar porque también forma parte de esta)

Conversé también con mi otro vecino, mientras él salía para unos trámites, después de casi 10 años viviendo en el mismo barrio, recién hemos intercambiando números de teléfono. Qué bárbaro de verdad. Ya por la noche pude también saludar al menor de sus hijos, el tiempo ha trascurrido bastante es cierto, ya está casi de mi tamaño y todavía en mi mente lo veo como antes, menudo y delgado, eso sí, siempre muy educado. Recordé una vez en la que hace mucho tiempo jugamos tenis, él solía jugar en las calles de la cuadra y fuimos al club que queda por la zona. Todavía estaba aprendiendo y le di una buena paliza, ¿y saben? quedamos para ir otra vez este fin de semana. Ya les contaré cómo nos fue. Con seguridad ha aprendido y se cobrará la revancha. Pero no importa quién resulte vencedor, yo saldré ganando de todas maneras porque tendré una vivencia real, con una persona de verdad y bueno, está bien, pediré un tercer partido. (Me rectifico, ambos saldremos ganando.)

Así que empezaré nuevamente a llenar mi tarjetero “HumanoBook” (así lo voy a bautizar) con personas de verdad y me voy a esforzar en mantener estas relaciones de manera fresca y siempre viva.

No tengo nada en contra del avance y la tecnología, sobre todo cuando acabas de terminar el colegio y tienes más de 50 años. Solo quiero destacar que hay maneras de reaccionar que tiene la vida que un “me gusta” o una “manito arriba” son reverendas tonterías.

¡Hasta la próxima!

(*) Asana es un fabuloso software para la gestión de proyectos que vengo utilizando desde hace más de un año. Es tan fascinante que me convertí en embajador certificado de esa plataforma. No es materia de este post pero si desean les puedo compartir información con el mayor de los gustos. https://asana.grsm.io/raphaelcastaneda9600

Fin del cole: Es un blog de experiencias que forma parte de las empresas de «Ideas de Éxito» (www.ideasdeexito.com). Las notas que se rescatan en estas publicaciones son expresiones de carácter ilustrativo que buscan mostrar que las cosas se pueden tomar de distintos modos y que a cada uno le corresponde hacer esa elección.

Para cualquier información déjanos un comentario o escríbenos a findelcole@ideasdeexito.com

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