Esta palabra resuena con frecuencia en nuestras conversaciones cotidianas.
Y ocurre que por no cuestionarla llega un momento en que nos la terminamos creyendo y aceptando como ciencia absoluta o verdad irrefutable. Pensemos un poco en las cosas que ahora utilizamos todos los días: Internet, celulares, computadoras y automóviles, solo unas cuantas para no terminar con una lista muy extensa, son cosas ahora tan «posibles» que cuestionar siquiera su existencia sería un completo absurdo, pero, ¿existían desde siempre? Cuando fueron concebidas como ideas o conceptos muy vagos más de un escéptico habrá manifestado con autoridad: «Eso no se puede hacer, es IMPOSIBLE».
La vida misma les ha enseñado y de manera permanente lo hace con nosotros que es mejor retirar las dos primeras letras de esa palabra antes de que la realidad nos impacte mostrándonos que todo es posible en esta vida, sólo es cosa de un poco más de tiempo y capacidad.
Hagamos el esfuerzo por retirar la palabra «Imposible» de nuestro vocabulario, es decir hagamos lo posible y se transformaría en: «Hagámoslo posible» y es lo que tarde o temprano; más temprano que tarde, la realidad nos mostrará que si se podrá. Transformemos el «no se puede» por un «todavía no lo he logrado» o un «estamos en proceso de desarrollo». Pensar y expresarnos de esta manera nos permitirá dejar brotar toda esa creatividad necesaria de la que ya hablamos en notas anteriores, sin condicionarnos de antemano a una solución que existe pero que todavía no hemos descubierto.
¡Hasta la próxima!
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